Lo hemos oído en varias ocasiones. Una de las más recientes en Ana Julia, la presunta asesina -ya confesa- del pequeño Gabriel podría entrar en la cárcel bajo la supervisión de un preso sombra. Esta figura no resulta nada nueva. José Enrique Abuín, apodado como ‘El Chicle’, acusado del asesinato de Diana Quer; Rafael Fernández García, ‘El Rafita’, condenado por asesinato y violación de Sandra Palo; Sergio Morate, condenado por homicidio doble de Marina Okarynska y Laura del Hoyo…
Son algunos de los casos en los que el denominado preso sombra ha salido a la luz pública. La pregunta es, ¿en qué consiste exactamente esta figura y quién la a ideado?
El preso sombra protege
El llamado preso sombra es un reo designado por Instituciones Penitenciarias para vigilar a otro preso. Por regla general, la labor de acompañamiento en las cárceles se puede dar de diferentes formas: compartiendo celda, observando en módulos ordinarios o realizando un seguimiento 24 horas. Este último caso es el que se denomina ‘preso sombra’ y, debido a su labor extendida en el tiempo, no tiene que ser una única persona. ¿Un ejemplo? Pueden ser tres presos turnándose en jornadas de ocho horas.
Estos ‘presos guardianes’ forman parte de un grupo llamado Internos de Apoyo, tal y como se recoge en la Instrucción 5/2014 de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Su objetivo es, principalmente, prevenir los suicidios de los reos para que cumplan con su condena y reinserción en sociedad.
¿Qué presos necesitan mayor protección?
Ciertos presos entran en el PPS, es decir, el Programa de Prevención de Suicidios. Una vez dentro de este plan, deben permanecer como mínimo dos semanas en él y se irá ampliando en función de la situación.
Los subdirectores Médico, de Tratamiento y de Seguridad, de la institución establecen los procedimientos a seguir: retirada de material de riesgo, vigilancia especial por parte de los funcionarios etc. Dentro de estas propuestas, está la asignación de un interno de apoyo para vigilar al preso.
Según se refleja en el programa -facilitado a este blog por Instituciones Penitenciarias-, los reclusos con enfermedades mentales o con un historial de autolesiones previas no son los únicos que acceden al PPS. También lo hacen aquellos que manifiesten un abuso crónico de sustancias, los que hayan sido condenados por ciertos delitos sensibles -como la violencia de género- o aquellos con gran repercusión mediática.
Los beneficios de ser un preso sombra
Los internos de apoyo son presos de confianza dentro de las Instituciones Penitenciarias que han superado, además, una formación específica y un examen psicológico y médico. Su entrada en el programa se produce de forma voluntaria y sin esperar ningún tipo de reducción de condena. Pero, entonces, ¿por qué van a querer realizar esta función?
Por un lado, se destaca el carácter solidario de esta acción. Su labor quedará reflejada en el expediente personal del interno y también en el ‘Resumen de situación procesal, penal y penitenciaria’. De esta manera, la contribución del preso sería identificable incluso en el caso de ser trasladado a otro centro.
Por otra parte, la Comisión Disciplinaria y Junta de Tratamiento pueden conceder ciertas recompensas fijadas en el artículo 263 del Reglamento Penitenciario. Podrían, por ejemplo, recibir alguna visita o llamada extra, llevar a cabo algún trabajo remunerado dentro de la prisión, recibir una beca de estudio en el centro, tener prioridad en las salidas culturales…
Requisitos para un interno de apoyo
Sólo queda saber cuáles son los requisitos que deben cumplir estos presos sombra para poder formar parte del PPS. Decir que pueden integrarse tanto reos penados como preventivos.
Deberán haber mantenido una buena conducta y motivación durante su tiempo en prisión y no tener ningún traslado de centro previsible en el futuro -situación estable-. Como es lógico, en su expediente no han de aparecer accidentes de autolesiones, ni enfermedades mentales de carácter grave, ni un consumo adictivo de drogas.
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