¿Por qué el Papa Francisco no deja que besen su anillo?

Era 13 de marzo del año 2013 cuando Jorge Mario Bergoglio pasaba a ser conocido en todo el mundo como el Papa Francisco. Tras la renuncia de Benedicto XVI, el nuevo representante de Jesucristo en la tierra, llegó cargado de gestos que muchos consideraron revolucionarios. Su cercanía, su ‘afición’ por confesarse ante curas comunes, su deseo de no llevar los zapatos rojos que caracterizaron a sus predecesores, un Papa móvil no blindado… son algunos de estos cambios introducidos por el Sumo Pontífice.

Para algunos, católicos o no católicos, estas ‘innovaciones’ protocolarias han sido un acierto de la nueva Iglesia. Para otros, en cambio, suponen una crisis en la tradición o, simplemente, un ‘lavado de imagen’ poco realista. Cada uno es libre de pensar lo que considere. Este post intentará dar respuesta a un hecho ocurrido el 25 de marzo de 2019 tras la misa oficiada por el Papa Francisco en el Santuario de Loreto. Esto es lo que ocurrió:

El Papa Francisco no quiere reverencias ni besos en el anillo de pescador

¿Tenía el Papa prisa? Más bien no. Se trata, una vez más, de uno de sus cambios de protocolo, llevado a cabo, eso sí, con poco disimulo.

«Francisco tiene claro que primero está la persona, antes que el protocolo», llegó a decir sobre el Papa el Cardenal colombiano Rubén Salazar hace unos años. Pero, ¿si primero está la persona, por qué este gesto tan poco cálido?

El Sumo Pontífice entiende que los fieles no tienen por qué mostrarle pleitesía ya que, a sus ojos, él es «un servidor de Dios» y no una autoridad. El Papa muestra así su rechazo a las tradiciones que potencian el carácter jerárquico de la Iglesia en un intento por abrir de nuevo el catolicismo al mundo.

De hecho, no es la primera vez que ocurre. En enero de 2018, se produjo una situación bastante similar con el que fuera presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski. Cuando éste le fue a besar la mano, se pudo ver cómo el Papa evitaba dicho gesto.

¿Por qué algunos católicos no están contentos con este gesto del Papa?

La comunidad católica ha mostrado su división ante esta actitud del Papa. Lo que muchos alaban, otros ven como un acto de vanidad por parte de Bergoglio. ¿El motivo? Las personas que sostienen la tesis de la necesidad de mantener tradiciones como la del beso al anillo afirman que no están mostrando pleitesía a un Papa en concreto, sino más bien a lo que representa. Es decir, no hacen una reverencia a Francisco, sino a la representación de Jesucristo. Por este motivo, consideran que el Papa debería permitir que los fieles actuasen según sienten.

Cabe recordar que las reverencias o el gesto de besar el anillo papal sí era habitual en los contactos de Juan Pablo II o Benedicto XVI con sus fieles.

La explicación oficial del Vaticano

No obstante, días después de la polémica, el portavoz del Vaticano, Alessandro Gisotti, aseguró que el malentendido se debió a que el Papa pretendía maximizar las condiciones de higiene, no hacia él, sino hacia los feligreses.

Según esta versión, Francisco quería evitar que la larga fila de fieles se «contagiaran» de «gérmenes» al besar unos y otros el anillo.  «Le gusta abrazar a la gente, y que la gente lo abrace», comentó a los medios de comunicación.

El origen del anillo del pescador

El anillo del pescador es portado por el Papa como sucesor de San Pedro. De hecho, el nombre de la joya se debe a la antigua profesión de este apóstol: la de pescador. Dicho emblema es utilizado también como sello oficial durante el pontificado.

La tradición marca que con la llegada de un nuevo Sumo Pontífice, el anillo del anterior Papa se destruye y, con sus restos, se crea el nuevo.

Sin embargo, algo cambió cuando Benedicto XVI ‘dejó’ su cargo. Al mantenerse con vida, su anillo no fue destruido, simplemente marcado con una cruz. Fue entonces cuando Francisco solicitó para él, como nuevo Papa, la fundición de un nuevo anillo más austero. Quería que fuera de plata dorada, en lugar de oro macizo. En cualquier caso, aunque Francisco cuenta con su propio anillo del pescador, en pocas ocasiones se le ve con él, normalmente lleva otro que utilizaba en sus tiempos de obispo en Argentina u otro, también, sencillo, realizado en Barcelona.

Así pues, guste o no guste, se esté de acuerdo o no con su decisión, lo cierto es que el rechazo de las reverencias y los besos en el anillo corresponde una vez más a la nueva imagen que el Papa Francisco quiere dar de la Iglesia. De ahí que evite estas acciones por parte de los feligreses. Algunos tuiteros incluso, han comentado que el equipo de protocolo suele advertir de ello antes de iniciar cualquier ‘audiencia’.

Quizás la mejor forma de entenderlo sea recordar las palabras que el propio Bergoglio citó durante su primera homilía como Papa: «Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, una figura como el Papa debe poner sus ojos en el servicio humilde».

(Actualizado el 28 de marzo de 2019) 


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