¿Qué historia une a Sherlock Holmes con las hadas?

Uno de los detectives más infalibles de todos los tiempos tiene una relación de lo más curiosa con un caso plagado de  mitos y magia. Y es que, aunque la objetividad, la deducción lógica y el rigor eran premisas básicas para este célebre personaje de ficción, la realidad muestra cómo hasta el más riguroso de los seres humanos puede equivocarse.

Hablamos de Arthur Conan Doyle, autor las aventuras de Holmes. Un escritor que, en cierto sentido, fue superado por su propio personaje. Puede que a Sherlock ‘no se le escapara una’, pero Doyle, en cambio, fue un crédulo ante uno de los mayores engaños de la historia: las hadas de Cottingley.

¿Quiénes fueron las hadas de Cottingley?

Corría el año 1917 cuando dos jóvenes, de apenas 10 y 16 años, decidieron salir a jugar al arroyo de la villa de Cottingley, donde vivían. Todo normal y habitual hasta ahí. Pero algo sucedió esa tarde de julio que daría la vuelta al mundo: las niñas -que, además, eran primas- lograron fotografiarse con unas auténticas hadas. Si bien es cierto que sus padres no les dieron credibilidad alguna, la madre de una de ellas -amante del ocultismo- consideró que no había posibilidad de fraude alguno.

Tuvieron que transcurrir dos años hasta que la fotografías se hicieron públicas. Fue en 1919 cuando, durante un encuentro de la Sociedad Teosófica de Bradford -Inglaterra-, las dos primas fueron señaladas por Polly Wright, la madre de la mayor. A partir de entonces, la historia de Elsie Wright y Frances Griffith empezó a difundirse como la pólvora.

¿Creía en las hadas el autor de Sherlock Holmes?

En esta época, Arthur Conan Doyle -que ya sobrepasaba los 60 años de edad- había recibido un encargo de la revista ‘The Strand Magazine’: publicar un artículo navideño que se centrara en las hadas. Preparando dicho encargo, la historia de Cottingley llegó a sus oídos y no dudó en investigar al respecto.

Cabe decir que el autor de Sherlock Holmes seguía las doctrinas espiritualistas -creencias que hablan de la posibilidad de contactar con las almas de los difuntos- y vio en las hadas una oportunidad para hacer ver al mundo que existía una realidad más allá de lo que la ciencia tomaba como válido.

Aunque sus primeras informaciones apuntaban a un mero fraude, Doyle se puso en contacto con el líder teosofista, Edward Gardner en 1920. Juntos acordaron que si las niñas eran capaces de tomar nuevas fotografías de las hadas, éstas serían una prueba ineludible. ¡Y lo lograron! Con material fotográfico traído de Londres por el propio Gardner, las jóvenes consiguieron tres nuevas capturas, que sumaban ya un total de cinco.

Los artículos de Conan Doyle apoyando la versión de las niñas

Basta con acudir a la hemeroteca para comprobar hasta qué punto el autor de Sherlock Holmes estaba entusiasmado con el hallazgo.

«El padre tiene una posición de confianza en  una fábrica local, y la familia es conocida y respetada (…) Los negativos fueron llevados a Kodak, Ltd. donde los expertos no pudieron encontrar ningún defecto para atestiguar un posible fraude», escribía en 1920. «Era imposible que un fotógrafo amateur de un pequeño pueblo tuviera la habilidad para producir una falsificación indetectable por los mejores expertos de Londres». Puedes leer sus artículos haciendo click aquí y aquí.

Sin embargo, esto parecía no gustar a todos. Se cuenta que Arthur Wright, ingenieros eléctrico de profesión y padre de la mayor de las niñas, perdió la autoestima que le tenía previamente al escritor. Wright no podía entender cómo Conan Doyle -que, además, había estudiado Medicina- estaba siendo engañado por su hija y su sobrina.

La confesión de las niñas llegó muy tarde

Y, efectivamente, fue engañado, aunque no vivió para saberlo. Conan Doyle fallecía en julio de 1930 -nueve años después de publicar su libro ‘El misterio de las hadas’-, pero hubo que esperar hasta 1981 para escuchar la verdad de la mano de sus protagonistas.

Papiroflexia y unos cuantos alfileres, eso eran las hadas de Cottingley, según publicó el periodista Joe Cooper en ‘The Unexplained’. Elsie Wright afirmó en dicha entrevista que tuvieron que mantenerlo en secreto por la vergüenza que les producía haber engañado a un escritor tan célebre como Doyle. Las primas aseguraban que las fotos no estaban bien hechas, era la gente la estaba deseando ser engañada.


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