El ratón animado más conocido de todos los tiempos estuvo a punto de desaparecer a finales de década de los años 30 debido a su pérdida de popularidad. Sin embargo, su creador, Walt Disney, dispuesto a luchar por la supervivencia de este dibujo animado logró darle una ‘vuelta de tuerca’ a este célebre personaje en ‘El aprendiz de brujo’. Lo que no todos saben es que el ya mítico papel de Mickey Mouse tiene su origen en el siglo II d.C.
‘Fantasía’ estuvo a punto de ser protagonizada por Mudito
En realidad, la película ‘Fantasía’ -estrenada en 1940- estaba concebida como un cortometraje protagonizado por Mickey Mouse. Sin embargo, tras dos años de producción, fue presentado a modo de largometraje con el objetivo de recuperar la gran inversión que llevó a cabo Disney. Por ello, se añadieron otros pequeños cortos musicales al film.
En cualquier caso, cabe señalar que el equipo de producción intentó persuadir a Walt para que Mickey no apareciera en la película. Optaban más por Mudito de ‘Blancanieves y los siete enanitos’, un personaje que, según ellos, ligaba a la perfección con esta cinta al tratarse de una película sin diálogo.
Sin embargo, el creador del ratón estaba convencido de que este corto permitiría a Mickey resurgir de sus cenizas en una época en la que otras figuras, como la del Pato Donald, habían ido ganando cada vez más repercusión en la compañía.
‘El aprendiz de brujo’ en la Grecia clásica
Yendo directamente a ‘El aprendiz de brujo’, puede que sorprenda que el origen de este corto -de apenas 9 minutos de duración- se encuentre en el siglo II. Fue en esta época cuando se publicó el ‘Philopseudés’, una obra del escritor Luciano de Samósata. Traducido como ‘El aficionado a la mentira’, esta obra pretendía satirizar y poner en entredicho muchas de las leyendas mágicas que circulaban en la época.
El libro presenta a varios personajes cultos que cuentan una historia -solo uno de ellos, se cuestiona la veracidad de las mismas-. Es aquí, donde se habla de Páncrates, un «hombre sagrado» capaz de dominar las artes mágicas. El narrador asegura que se encontró a este mago en su juventud, cuando estaba en Egipto, y la acompañó en su viaje.
Incapaz de dominar la magia, el viajero se limitaba a contemplar a su poderoso amigo. «En cierta ocasión, un día, sin que se diera cuenta, escuché la palabra mágica«. Fue así como, aprovechando que el maestro estaba ausente, dio vida a un objeto para que fuera a por agua y así no tener que cargar el peso del ánfora. Todo se tuerce cuando el aprendiz no es capaz de deshacer el embrujo. «¡Quieto, no vayas ya por agua; vuelve a ser un palo de mortero!». Es el ‘sacerdote’ el que tiene que poner fin el problema y, tras ello, desaparece al sentirse decepcionado por su ayudante.
Mickey sigue un poema mágico del siglo XVIII
Viajando un par de siglos hacia adelante, la segunda gran referencia de ‘El aprendiz de brujo’ se encuentra en el año 1797. Se trata de un poema escrito en alemán por Johann Wolfgang von Goethe y que sirvió directamente a Disney como inspiración.
Resulta enormemente curioso leer algunos versos de este texto y descubrir hasta qué punto el cortometraje sigue el orden de hechos de esta obra –puedes leer una traducción en este enlace-. En el poema se habla -recordando el texto de Luciano- de un ‘Gran Maestro Hechicero’ que se ausenta y es, en ese momento, cuando el aprendiz aprovecha para probar unos encantamientos
«¡Vieja escoba, sin demora toma tu traje harapiento! Siempre has sido sierva, ahora cumplirás mi mandamiento!». Tras dar vida al objeto, éste empieza a descontrolarse como ya dijo Luciano. «Engendro del infierno ¿Inundar la casa intentas? (…) Ved como ahora la aniquilo. Pronto, engendro, serás nada (…) ¡Ay, horror! De cada parte nace aparte un nuevo ser todas se alzan con vigor ¡Ayudadme Gran Poder!».
Casi al final del poema, el aprendiz intenta parar la escoba con un hacha pero de las astillas resurgen más escobas que empeoran el problema -también ocurre en la versión de Luciano, sólo que en lugar de varios palos de mortero sólo surgen dos-. Es el maestro el que, nuevamente, tiene que parar el problema.
‘El aprendiz de brujo’, un éxito moral pero no económico
Tras los textos, llegó la música. Y es que fue en el año 1897 cuando el compositor Paul Dukas presentó ‘L´apprenti sorcier’ en París, la sinfonía que aparece en la película de Disney. Es así, como en tres viajes a lo largo de la historia, se puede enmarcar los antecedentes de este curioso experimento de la franquicia de dibujos animados.
Si bien es cierto que la cinta no fue un éxito económico, sí logró volver a posicionar a Mickey como un referente para Disney. El sueño de Walt se cumplió. Tanto así que casi 80 años después del estreno, los atuendos del ratón como mago siguen siendo una de las representaciones más habituales de este conocido personaje.
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