El trato peyorativo hacia la comunidad latina lleva siendo una tónica habitual de Donald Trump desde el año 2015. Ya en verano de ese año, cuando se postulaba como precandidato por el Partido Republicano para la carrera presidencial, hablaba de los mexicanos como personas que sólo aportaban a EE.UU. «drogas, violaciones y crímenes» –El Mundo, julio de 2015-. También ese mismo año, arremetía contra un rival de su propio partido, Jeb Bush, por comunicarse en español en un acto público asegurando que debería «dar ejemplo y hablar en inglés» –Univisión, septiembre de 2015-.
Desde esos primeros momentos, el magnate ya mostraba su idea para «solucionar» el problema de la inmigración ilegal de los latinos: construir un muro en toda la frontera México-EE.UU. Pero lo más importante es que su plan sería costeado íntegramente por el país vecino y jamás por los norteamericanos.
Una vez en el poder, desde la Casa Blanca, la idea parece tomar forma con la firma de la orden ejecutiva para levantar este muro «en unos meses». Al parecer, el Gobierno estadounidense adelantará el coste para agilizar la edificación pero posteriormente exigirá el reembolso a México. Sin embargo, su presidente, Peña Nieto, no parece estar por la labor. Tanto así que las controvertidas palabras de Trump llevaron a que el mandatario mexicano cancelara una cita oficial que tenía con el presidente de EE.UU. La pregunta es, ¿qué hay de cierto en las palabras de Donald Trump? ¿Puede realmente obligar a México a pagar la obra de un muro que no desea?
Ninguna ley ayuda a Donald Trump
«No existe ninguna forma jurídica para exigir el pago del muro a México», así de rotunda se manifiesta Alicia Cebada Romero, experta en Derecho Internacional de la Universidad Carlos III de Madrid. Eso sí, la profesora explica a este blog que, en la práctica, Estados Unidos «no pasará la factura» del muro a su país vecino sino que aplicará una serie de «medidas» para que pague.
La subida de impuestos contra México
El muro, cuyo coste está estimado entre 8.000 y 20.000 millones de dólares ha supuesto una clara crispación entre los Gobiernos de EE.UU. y México. Pese a ello, Trump mantiene que esta frontera ayudará a las relaciones entre ambos países. «Es bueno para Estados Unidos y también va a ser bueno para México. Queremos un México muy estable y sólido», dijo ante la cadena de televisión ABC tras firmar el acuerdo de edificación.
Pero la pregunta seguía en el aire. ¿Cómo lograr que México pague esta obra? La primera opción ya ha sido anunciada: subir entre un 5 y un 20% los impuestos a todo lo que los mexicanos exporten a EE.UU. Sin embargo, Cebada Romero explica que esto no es tan sencillo como parece. «Ambos países forman parte del TLCAN –Tratado de Libre Comercio de América del Norte-, el cual busca la supresión de aranceles», apunta a este blog.
Para llevar a cabo esta importante subida de tasas habría que abandonar este Tratado. Para ello, según se refleja en su artículo 2205, hay que avisar por escrito con una antelación de un mínimo de seis meses. Ante esta amenaza en el ambiente, el propio secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, ya ha empezado a decir públicamente que puede que sea México el que se salga del acuerdo. A su entender puede que esta opción sea más beneficiosa que largos meses de negociación con EE.UU., dado el clima de crispación y hostilidad que se está viviendo a costa del muro.
México pagará el muro… pero EE.UU. sufrirá las consecuencias
En cualquier caso, la experta de la UC3M considera que, de un modo u otro, México «acabará pagando el coste del muro» con estas políticas que prevé la nueva Administración estadounidense.
Las normativas arancelarias traerán serias repercusiones en la economía mexicana. Cabe decir que EE.UU. es el principal mercado que compra los productos de México. De hecho, las exportaciones hacia este país suponen una inyección de 291.000.000 dólares al año para la economía del país latinoamericano, según datos de The Observatory of Economic Complexity. En este sentido, la experta en Derecho Internacional argumenta que México deberá buscar nuevos mercados y augura que la Unión Europea podría ser una oportunidad para este país siendo España el cuarto Estado al que destina sus exportaciones, por detrás de Canadá y China.
Pero el país latino no será el único perjudicado. Estados Unidos también se verá afectado, dado que México es el segundo mercado de sus exportaciones, moviendo anualmente 194.000.000 dólares, sólo por detrás de Canadá –datos de OEC-. EE.UU. deberá buscar nuevos países a los que vender sus productos. Asimismo, los aranceles harán que los bienes mexicanos sean muy caros para las empresas y los bolsillos de los consumidores estadounidenses lo que complicará las relaciones económicas entre ambas naciones, especialmente de aquellas regiones más próximas a las fronteras.
Ya hay vallas y muros en la frontera México-EE.UU.
Pero lo verdaderamente curioso de esta polémica es que las fronteras de ambos países llevan separadas desde 1994, cuando Bill Clinton ordenó iniciar la edificación de más de 1.000 kilómetros de vallas en varios puntos de la frontera. Fue la llamada Operación Gatekeeper contra la inmigración ilegal. El resto de las fronteras, en su mayor parte, están separadas de forma natural por accidentes geográficos -como montañas- o ríos.
Independientemente de si se está de acuerdo o no, lo cierto es que Trump simplemente ha querido dar un paso más sustituyendo estas vallas por muros -más sólidos- y, supuestamente, ordenando su edificación en toda la frontera de este a oeste, es decir, unos 3.000 kilómetros. El problema es que, este movimiento, lo ha acompañado de un lenguaje que huele a racismo y, sobre todo, una confrontación política entre países vecinos.
La inmigración ilegal seguirá existiendo pero será más peligrosa
«Se ha querido dar una imagen negativa de la población hispana con un discurso que parecía ya imposible en este tiempo», manifiesta Cebada Romero. Pero, lamentablemente, este muro difícilmente va a poner fin a la inmigración desde México, sólo hará que la ‘travesía’ del inmigrante sea «más cara y peligrosa». También se prevé que aumenten las mafias de los llamados coyotes, esos que a cambio de dinero llevan a los inmigrantes de un país a otro. Las muertes podrían incrementarse en los próximos años.
¿Y respecto a las drogas que presuntamente llegan por la frontera? Los delincuentes seguirán encontrando brechas para distribuir su mercancía de un lado a otro: drones, túneles, catapultas…
¿Y qué ocurre en España con las vallas de Ceuta y Melilla?
Otra cuestión que puede que en España esté siendo pasada por alto es la diferencia y/o similitud de la idea de Donald Trump con las vallas existentes en Ceuta y Melilla para evitar la inmigración ilegal desde Marruecos.
Alicia Cebada Romero, desde la Universidad Carlos III de Madrid explica su visión al respecto: «Simbólicamente no hay diferencias, ambas son una barrera física para evitar la entrada de personas de otro país. Pero Trump va un paso más allá al crear confrontación. No sólo deja claro que no quiere inmigración latina, sino que la relaciona con los males de la sociedad -crímenes, violaciones etc.- y obtiene una crispación que en nada beneficia a la política de vecindad que debería existir»
En el caso de España, comenta la experta, más allá de las valoraciones personales que se puedan tener hacia estas vallas -pensamientos positivos o negativos-, siempre se ha buscado una estrecha colaboración con Marruecos.
La comunicación con el país vecino es fundamental. No sólo sirve la dialéctica de la confrontación. Ahora sólo queda esperar qué pasos dan tanto México como Estados Unidos en sus relaciones futuras. ¿Qué ocurrirá realmente?
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